Reflexiones de un profesor.
Por José Ángel Guedea Adiego.
¿Qué entendemos por entrenarse bien? ¿Cuándo consideramos que se ha entrenado bien?
¿Cómo se manifiesta? ¿Cuándo se puede decir que un grupo ha realizado un buen entrenamiento?
En un entrenamiento de Judo se pueden plantear distintos objetivos: pasarlo bien, intentar perfeccionar los movimientos de Judo, relacionarse, sentirse a gusto mediante el esfuerzo físico, mantenerse en forma, sudar… cualquiera de ellos es perfectamente respetable, y el entrenamiento podrá considerarse bueno, siempre que se observen las formas y los valores que el Judo encierra y siempre que se alcancen los objetivos planteados.
Pero si el objetivo es ganar combates en distintos foros, realizar buenos entrenamientos y entrenarse bien, a veces no es suficiente.
Para llegar a hacer bien Judo, pasarlo bien, relacionarse y practicar un deporte, es suficiente con estar bien dirigido por un profesor, que posea unos conocimientos, una base técnica importante y que preocupado esté pendiente de los fallos o errores, teniendo claro el concepto y la base de cada movimiento.
Y para que el entrenamiento sea bueno, hay que conseguir que los deportistas hayan adquirido un buen nivel técnico básico, también lo ideal es que el grupo sea un grupo homogéneo, aunque esto quizá no sea lo más importante.
El nivel técnico, se adquiere con la práctica del sotai renshiu y el uchi komi, en estático y en desplazamiento, con la práctica del yaku soku geiko, del kakari geiko y del nage komi.
Hay que tratar de conseguir que los judokas se metan en el entrenamiento sin apenas darse cuenta. Que no “les cueste” especial esfuerzo ponerse a punto para entrenar en las mejores condiciones.
Aquí el calentamiento es el protagonista y mediante el uchi komi, el yaku soku geiko, incluso la parte técnica del entrenamiento con contenidos dirigidos, el deportista “entra” en materia y se coloca en las mejores condiciones para trabajar. Los contenidos que se elijan, dependerán de las carencias que se hayan observado entrenando o compitiendo y de los objetivos que se propongan alcanzar.
A continuación comienza el tiempo de randori, en japonés “ju renshiu,” cuanto más mejor. Si se llega a conseguir que el randori se realice de manera natural, que no “cueste” un esfuerzo especial, ya se tiene una base importante para que un entrenamiento pueda calificarse de bueno. Randori con contenidos marcados o no, pero siempre tratando de conseguir que el judoka de forma natural, tenga lucidez suficiente para pensar, tomar decisiones y marcarse él mismo los objetivos a conseguir durante su práctica.
Pero para ganar combates, además de entrenarse bien hay que entrenarse más. Pero ¿más que quien?, más que los demás, más que los rivales con los que se va a competir. Y si además de entrenarse bien, se entrena más, ganar combates será la consecuencia lógica del entrenamiento realizado.
El rendimiento y la progresión de un judoka y en consecuencia sus resultados, tienen que ser y son directamente proporcionales a las horas de entrenamiento que realiza. Un judoka no puede pretender con dos horas de Judo a la semana aun entrenando bien, igualarse a otro que entrena ocho, diez o más horas a la semana aunque su entrenamiento “a lo mejor no sea tan bueno”.
¿Cuándo se puede decir que un entrenamiento es bueno?
Cuando los judokas se esfuerzan. Cuando se les proporciona el ambiente idóneo donde poder entrenarse, cuando trabajan unos contenidos determinados, unos contenidos que les sirvan para sus objetivos y pueden llevarlo a efecto.
Cuando los judokas salen del tapiz cargados de endorfinas, cansados pero felices, optimistas y pletóricos, con buenas sensaciones, “enteros” y sin lesiones, sintiendo su esfuerzo recompensado y notando su progreso.
1 comentario:
JE JE ESTO ME SUENA...
SALUDOS,
DAVID
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